Qué idílica es la idea de dar la vuelta al mundo en familia, con tus tres hijos creciendo en el viaje. Todo el mundo nos dice “qué envidia, ya me gustaría”.
¡Gritos, gritos, gritos! energía, movimiento, gritos, leche en el suelo, cereales en la cama, llantos, canciones, gritos, platos rotos, gritos!!! Todos para afuera!!!
Sí, estamos viviendo nuestro sueño, pero este sueño tiene un precio. Convivir las 24 horas del día con dos niños pequeños y un bebé en un espacio de 4 x 2 metros es un poco loco. Y a esta locura hay que acostumbrarse. El primer mes fue una mezcla entre ilusión y broncas. Pasar de una vida rutinaria a la libertad, le dio a los niños alas para volar tan alto que costaba bajarlos a la tierra. Clic para tuitear Unido a mi histeria por intentar mantener el espacio ordenado; y la necesidad de Dani de tener tiempo propio (Ja! Qué iluso), conducía a broncas diarias. Viajar con niños es intenso, para lo bueno y para lo malo.
Solución
Había que parar y meditar la situación. Y no lo hicimos. Simplemente las cosas se fueron colocando en su lugar. Los niños siguen felices y enérgicos pero comprenden que necesitamos momentos de paz (el bebé va por libre, Erik solo descansa cuando duerme). Yo he asumido que las cosas van a estar por el suelo, los sofás pintados y la leche derramada en cada desayuno… y tengo un bote de dulce de leche en la nevera para cuando la ansiedad aprieta. No, en serio, lo mejor es dejar las cosas pasar, disfrutar, estar agradecido por la vida que tenemos y respirar profundo.
Tiempo propio cuando viajas con niños
Los momentos para uno mismo son importantes y cuando no los tienes hay que crearlos. Yo, por ejemplo, medito cuando estoy acostando a Erik. Clic para tuitear
El tiempo para Dani y para mi viene cuando se duermen los niños. Nos ponemos con los ordenadores a escribir, editar y trastear por la redes sociales. Es una rutina que nos gusta. Por el día libertad, aventura, risas, juegos, magia… y por las noches trabajo.
Consejos para viajar con niños
Si estás pensando en viajar en familia o ya lo estás haciendo, aquí van unos consejos:
- Aprende a convivir con la locura colectiva. Los gritos vienen con el “kit niño”, si no puedes con ellos canta más alto.
- El espacio es muy reducido y las cosas van de un sitio a otro. No te preocupes, poco a poco iréis encontrando la manera de que todo encaje y lo que no hace falta, mejor dejarlo atrás.
- Intenta crear una rutina en lo poco rutinario que es un viaje. Sobre todo es importante un horario de comidas y sueño.
- Búscate momentos para ti, por efímeros que sean te cargarán las pilas.
- Intenta meditar, rezar, o lo que sea que hagas para conectar contigo misma.
- Olvídate del móvil y del trabajo cuando estés con los peques. Yo me estresaba intentando escribir y al final acababa pegando cuatro gritos y dejando todo a medias.
- Cuando uno de los dos, el padre o la madre, esté agotado, que el otro le haga el relevo. Parece mentira pero cocinar y lavar los platos son momentos de paz para uno mismo.
- Disfruta, disfruta, disfruta a tooooopeeeee. Vuelve a ser un niño y a mirar el mundo desde sus ojos.
- El humor lo puede todo.
- El juego también. El juego es el idioma natural de los niños. Ponte a su altura y consigue que tus hijos suban montañas. A veces la gente nos dice, “¿hasta aquí han subido?” o “¡cómo aguantan!”… pues solo lo hacen si van jugando y están entretenidos.
- Búscales otros niños con quien jugar. Habrás observado que los niños se hacen amigos con facilidad. Es cierto que unos más que otros, depende de la personalidad del niño, pero en general no tienen tantos problemas como los adultos. Si puedes, júntate con otras familias viajeras, o mejor aún, busca lugares donde jueguen los locales, verás que tus hijos disfrutan un montón y vosotros estaréis más liberados.
- De ruta en el coche. Cuando tenga todas las claves escribiré un post específico sobre esto. De momento lo que he aprendido es que tengo que llevar el camión lleno de fruta y comida saludable. Mis hijos comen como pajarillos pero es subirse al camión y entrarles un hambre voraz. Al principio llevaba galletas y picoteo, pero he aprendido que si tienen hambre, que coman de verdad (estoy por sacarles el plato de lentejas). Sobre el entretenimiento nosotros nos resistimos a ponerles pantallas. Hemos estado tentados a hacerlo, pero hemos visto que así acaban jugando entre ellos y echándose alguna cabezadita. Eso sí, después de cada viaje parece que haya pasado una manada de elefantes por la cabina del camión. De nuevo, respira, no paaaaaaasa nada. Y ¡oye! Si a ti te funcionan las pantallas pues adelante, conocemos a muchas familias que les ponen pelis en los viajes y les va genial.
Espero que este artículo no haya echado para atrás tus ganas de viajar en familia. He sacado a relucir una parte del viaje que pocas veces se toca pero que existe y es importante saberla gestionar. Hemos tratado con otras familias viajeras y a todas les pasa lo mismo en diferentes grados. Pero la verdad es que para todos la experiencia está siendo súper positiva en todos los niveles.
Viajar con niños es un aprendizaje constante sobre las limitaciones y capacidades de uno mismo. Clic para tuitear
¡No dejes de hacerlo!
Mamá mundo eres un crak
Jajajaj es la locura colectiva que me inspira 😉
Muy lindo artículo….sobre todo el de aprender a vivir con la locura… jejejejeje…saludos a todos los Mundo
Gracias Ale! Vosotros también sabéis mucho sobre convivir en la locura 😉. Puedes añadir más cosas! Besoos
Muy buenos consejos! Gracias!
Con tal de estar con vosotros, yo me haría elefante de la cabina. Mmmuuuaaaassss
Qué bonito!! Aquí tenemos un sitio que de momento está ocupado por los viajeros a dedo que vamos recogiendo. Nos amenizan amenizan el viaje y entretienen a las fieras 😉